"Hay ayeres y mañanas, pero no hay hoyes" - Mario Benedetti
¿Nunca has pensado que vidas sólo hay una? Claro que sí...Todos lo hemos hecho, pero muy pocos se han dado cuenta de lo que verdaderamente significa...
Tal y como dice Benedetti, hay ayeres. Hay momentos y experiencias a lo largo de nuestra vida que ya nadie puede cambiar. Cosas que nos han ocurrido, que hemos sentido, que hemos compartido u olvidado, y que conforman nuestro ser, nuestra esencia. Eres ese niño que mordía el chupete en brazos de su madre, de la misma forma que eres aquel adolescente que se graduaba en el instituto. El que tomó la primera comunión, el que salió de España por primera vez, el que casi se rompe la cabeza en el parque...El que rió y lloró junto a sus amigos, el que dio su primer beso hecho un manojo de nervios y el que está sentado enfrente de la pantalla y acaba de clicar aquí. Eres la suma de todos y cada uno de esos momentos e historias, que inevitablemente componen tu personalidad y carácter. No te olvides de quién eres. "Nosce te ipsum".
Sin embargo, también hay mañanas. Hay un porvenir, un destino, un "futuro por labrar", como dices. Y lo bueno de este, es que nunca sabes lo que te depara. Jamás sabrás lo que te esconde la puerta que abres cada día, no sabes quién ni qué habrá detrás."Me encanta despertarme por la mañana sin saber lo que va a ocurrir, a quién conoceré, o dónde me llevará la vida" - Titanic(1997). A muchos les dará miedo cruzar estas puertas, y se prepararán toda su vida para afrontar el reto. Para otros, cada pomo supone un misterio, un regalo del azar, para bien o para mal. Y habrá puertas que te costará cruzar, al mismo tiempo que te encontrarás con otras que te hagan verdaderamente feliz.
Por eso, hay ayeres y mañanas. Hay experiencias pasadas, que actúan a modo de espejo del alma, y experiencias futuras, que serán el viaje que realice tu vida. Pero sólo hay un hoy. Sólo aquí y ahora -"hic et nunc"- decides qué hacer con tu vida. Decides a quién dejas entrar, y a quién echas de ella. Decides qué puerta abres, y qué puerta cierras, sin saber lo que hay o habría detrás, ni lo que te aportará o dejará de aportar.
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